A todas las personas les gusta disfrutar de la vida, por ello, entre muchas actividades de ocio, está la práctica de actividades físicas y deportivas, que actualmente es uno de los hábitos más recomendables para gozar de unos niveles buenos de salud física y emocional.
Muchos clientes y colaboradores, nos cuentan que la mejor vacuna antiestrés después de un día de intenso trabajo, es su sesión de entrenamiento. Lo explican como si fuera su recompensa y les permite llegar a casa felices y descansados/as.
Está científicamente demostrado que el ejercicio es una de las mejores maneras para combatir el estrés, siempre que se practique con moderación y a la intensidades adecuadas.
Curiosamente, en el mismo nivel de estrés, las personas que hacen ejercicio de forma regular se encuentran más relajadas, confiadas y rinden más en el trabajo, que las personas que no practican deporte o ejercicio.
Entre las excusas que actualmente se dan, la más utilizada es, que no se dispone de tiempo para hacer deporte, sin embargo, se rebate fácilmente. Es complicado encontrar los momentos idóneos para practicar actividad física, pero debemos de concienciarnos de la importancia del movimiento en nuestras vidas. Es relativamente fácil disponer al menos de 2 horas a la semana para la práctica de actividades deportivas. Las personas que consiguen sacar unos minutos al día para entrenar, son más eficientes en el trabajo que las que se tumbaron en el sofá a ver la tele.
Los estudios nos demuestran que el ejercicio regular ayuda a reducir la respuesta al estrés, disminuye la ansiedad, la depresión y la tensión muscular, se producen cambios positivos de humor y un aumento del rendimiento físico e intelectual, además de protegernos ante posibles enfermedades como hipertensión, obesidad, infarto… Incluso es más eficaz que un programa de meditación o escuchar música relajante. Para afirmar esta efectividad se ha comprobado que los ejercicios rítmicos como nadar, correr o montar en bici, provocan ondas alfa cerebrales, igual que en una sesión de relajación o meditación.
Por último, debemos ser conscientes del grado excesivo de estrés que tenemos en nuestras vidas y, debemos saber que el ejercicio físico regular y correctamente prescrito nos servirá como tratamiento.
Muchos clientes y colaboradores, nos cuentan que la mejor vacuna antiestrés después de un día de intenso trabajo, es su sesión de entrenamiento. Lo explican como si fuera su recompensa y les permite llegar a casa felices y descansados/as.
Está científicamente demostrado que el ejercicio es una de las mejores maneras para combatir el estrés, siempre que se practique con moderación y a la intensidades adecuadas.
Curiosamente, en el mismo nivel de estrés, las personas que hacen ejercicio de forma regular se encuentran más relajadas, confiadas y rinden más en el trabajo, que las personas que no practican deporte o ejercicio.
Entre las excusas que actualmente se dan, la más utilizada es, que no se dispone de tiempo para hacer deporte, sin embargo, se rebate fácilmente. Es complicado encontrar los momentos idóneos para practicar actividad física, pero debemos de concienciarnos de la importancia del movimiento en nuestras vidas. Es relativamente fácil disponer al menos de 2 horas a la semana para la práctica de actividades deportivas. Las personas que consiguen sacar unos minutos al día para entrenar, son más eficientes en el trabajo que las que se tumbaron en el sofá a ver la tele.
Los estudios nos demuestran que el ejercicio regular ayuda a reducir la respuesta al estrés, disminuye la ansiedad, la depresión y la tensión muscular, se producen cambios positivos de humor y un aumento del rendimiento físico e intelectual, además de protegernos ante posibles enfermedades como hipertensión, obesidad, infarto… Incluso es más eficaz que un programa de meditación o escuchar música relajante. Para afirmar esta efectividad se ha comprobado que los ejercicios rítmicos como nadar, correr o montar en bici, provocan ondas alfa cerebrales, igual que en una sesión de relajación o meditación.
Por último, debemos ser conscientes del grado excesivo de estrés que tenemos en nuestras vidas y, debemos saber que el ejercicio físico regular y correctamente prescrito nos servirá como tratamiento.