Hace unos días estuvimos colaborando con el Instituto Europeo de Psicología Positiva, impartiendo un seminario teórico-práctico sobre el papel que juega el ejercicio físico en el bienestar y en la vitalidad, dentro de su Curso de Experto en Psicología Positiva.
Los alumnos eran todos psicólogos y teníamos el objetivo de educar y concienciar sobre lo importante que es tener un hábito estable de ejercicio físico saludable, y que además, aprendieran a ejercitarse eficazmente y adquirieran conocimientos para incrementar su capacidad para motivar y animar a sus pacientes en la adquisición de un hábito saludable de ejercicio físico.
Hablamos de los beneficios que otorga el ejercicio físico regular y controlado a nivel de salud física (prevención de enfermedades cardiovasculares, metabólicas, articulares,...) y de los beneficios que otorga a nivel de salud mental, como es una disminución de los afectos negativos (ansiedad y depresión) y un incremento de los afectos positivos (autoeficacia, vigor, bienestar).
Muchos de los alumnos preguntaban donde está la clave para conseguir el hábito de una forma estable, pues bien, sobre el tema de la adherencia al ejercicio físico se ha estudiado mucho y las últimas investigaciones apuntan al propósito en el momento de entrenar y/o ejercitarse. Para que nuestro cliente o paciente consiga o se acerque lo máximo posible al hábito estable, el propósito debe ser más significativo e inmediato que el objetivo en sí (objetivo: querer estar en forma o perder peso), por lo tanto y como ejemplo, un propósito sería, adoptar un perro y llevarlo a pasear 30 minutos todos los días; o ir al trabajo caminando o en bicicleta para ahorrar combustible y ayudar al ambiente, o estacionar a una distancia definida del centro comercial y terminar el trayecto caminando,…
Por último, también explicamos la importancia de un trabajo equilibrado de la condición física donde se contemplen las variables de resistencia cardiovascular a intensidades moderadas, ejercicios de fuerza para el desarrollo y mantenimiento de posturas saludables y un trabajo de la flexibilidad para un incremento de los niveles de agilidad.
Los alumnos eran todos psicólogos y teníamos el objetivo de educar y concienciar sobre lo importante que es tener un hábito estable de ejercicio físico saludable, y que además, aprendieran a ejercitarse eficazmente y adquirieran conocimientos para incrementar su capacidad para motivar y animar a sus pacientes en la adquisición de un hábito saludable de ejercicio físico.
Hablamos de los beneficios que otorga el ejercicio físico regular y controlado a nivel de salud física (prevención de enfermedades cardiovasculares, metabólicas, articulares,...) y de los beneficios que otorga a nivel de salud mental, como es una disminución de los afectos negativos (ansiedad y depresión) y un incremento de los afectos positivos (autoeficacia, vigor, bienestar).
Muchos de los alumnos preguntaban donde está la clave para conseguir el hábito de una forma estable, pues bien, sobre el tema de la adherencia al ejercicio físico se ha estudiado mucho y las últimas investigaciones apuntan al propósito en el momento de entrenar y/o ejercitarse. Para que nuestro cliente o paciente consiga o se acerque lo máximo posible al hábito estable, el propósito debe ser más significativo e inmediato que el objetivo en sí (objetivo: querer estar en forma o perder peso), por lo tanto y como ejemplo, un propósito sería, adoptar un perro y llevarlo a pasear 30 minutos todos los días; o ir al trabajo caminando o en bicicleta para ahorrar combustible y ayudar al ambiente, o estacionar a una distancia definida del centro comercial y terminar el trayecto caminando,…
Por último, también explicamos la importancia de un trabajo equilibrado de la condición física donde se contemplen las variables de resistencia cardiovascular a intensidades moderadas, ejercicios de fuerza para el desarrollo y mantenimiento de posturas saludables y un trabajo de la flexibilidad para un incremento de los niveles de agilidad.