Se aproximan unas fechas en las que la comida se convierte en algo familiar, social, divertido, variado y a veces, muy abundante. Una buena mesa es un placer, es algo que nos hace sentirnos bien, con energía, felices.
En Navidad y por costumbre, realizamos comidas y cenas copiosas, donde a veces, hay más abundancia que variedad. He titulado al post, ‘Comida consciente’, ya que quisiera compartir una serie de verdades sobre las ‘buenas mesas’ que se nos vienen encima y así, poder afrontarlas con más salud, y que esos excesos no nos pasen mala factura a posteriori.
Comenzamos con el tema de las bebidas con alcohol, es preferible tomar bebidas con bajo contenido en alcohol, como el vino, la cerveza, el cava y la sidra, en lugar de bebidas con más alcohol, como el whisky, el coñac, la ginebra, etc. No sólo por el hecho del aporte calórico extra del whisky y posteriores, si no también por el impacto en la salud que tienen las bebidas con alta graduación alcohólica. Si hemos de elegir una bebida alcohólica para nuestras comidas, la sidra, sería la más saludable, por su bajo contenido en alcohol y calórico, seguida de la cerveza, el cava y el vino. Lo negativo de las bebidas con gas, que no suelen sentar muy bien a las personas con problemas digestivos, como hernias de hiato, reflujo, etc. También hay que destacar que un consumo excesivo de alcohol causa deshidratación, por ello, hay que tenerlo muy en cuenta en las horas posteriores a su ingesta y tomar abundante agua para reponer los niveles de agua adecuados en el organismo.
En el tema de los dulces, pasa algo similar, existen dulces con mayor contenido calórico como pueden ser los turrones y los bombones de chocolate blanco y con leche y otros con un contenido calórico menor, como el mazapán y el chocolate negro. Por esto, si somos muy golosos, no es tan negativo ser goloso con chocolate negro y mazapán que con turrones.
Y sobre los productos principales de estas fechas, las verduras, unas buenas ensaladas, y el pescado blanco serían los más saludables, con un alto valor nutritivo y un bajo contenido calórico y siguiendo esta escala, aves, carnes magras y marisco (cuidado con los excesos las personas que presente ácido úrico elevado) y por último, carnes rojas y el deseado cochinillo, con un elevado contenido calórico, sobre todo en su rica corteza que es donde el cerdito acumula todas sus reservas grasas.
No obstante, si nos pasamos comiendo, que estoy seguro que muchos lo haremos, la solución es sencilla, ejercicio físico y/o movimiento. Es aconsejable que después de una comida copiosa, nos demos un buen paseo para facilitar la digestión, evitando una siesta o sueño inminente y si al día siguiente podemos, sería saludable un ejercicio aeróbico de al menos 30 minutos, como correr suavemente, nadar, montar en bicicleta o andar a ritmo alto.
En definitiva, hay que disfrutar del placer que otorga una buena mesa, pero después hay que ser consciente de esos excesos y poner ‘en marcha’ a nuestro cuerpo, que nos lo agradecerá y nos hará sentirnos mucho mejor.